¿Polígono industrial o museo del graffiti?
La calle Herramienta, situada en pleno corazón del Polígono Navisa, tiene una decoración especial, alejada del aburrido e insípido ladrillo propio de este tipo de instalaciones, ya que las paredes de 16 de sus naves están ornamentadas por el spray de reputados artistas del graffiti.
Este cambio de imagen tuvo lugar hace casi tres meses, el 17 de mayo, gracias a una de las actividades que se desarrollaron dentro del «I Art Music Festival». Estas jornadas dedicadas a la cultura hip hop fueron organizadas por la sala Microlibre, también ubicada en la calle Herramienta. Uno de sus dueños, Jonathan Ortiz explica cómo surgió la idea de darle un nuevo aire al polígono en el que se ubica su sala. «La gente llegaba por la noche y al ver todas las paredes lisas, pues pintaban, y claro, eso nos acarreó denuncias», explica Jonathan, dejando claro que Microlibre no tenía ninguna relación con esas pintadas realizadas por particulares. De este modo, se llegó a un acuerdo con los propietarios de las naves a los que le pudiera interesar la iniciativa, y en total se decoraron 16.
Ortiz también explicó el concepto de graffiti, que va desde una pintada poco estética que se pueda hacer hasta un vistoso mural.
Se quiso dar un tratamiento personalizado a cada empresa según la rama en la que se enmarcara su actividad profesional, pero claro, siempre desde el punto de vista del artista. «Se trataba un poco de acercar la visión del escritor a la temática de la empresa». Jonathan afirmó que los propietarios de las naves quedaron «contentos», aunque admite que «en algunos casos el trabajo de los artistas no fue lo que se esperaba desde la empresa».
Los dueños de las naves que han sido decoradas tienen motivos para estar satisfechos, ya que este trabajo que a ellos se les ha realizado de forma gratuita puede llegar a costar entre 4.000 y 5.000 euros, dada la complejidad de la tarea y el caché de los artistas que han participado.
Ayuda del Ayuntamiento
El Consistorio sevillano se sensibilizó con el proyecto y concedió una ayuda «en la medida de lo que pudieron», según afirma Ortiz, aunque el importe no llegó a una quinta parte de la que solicitaron los organizadores del evento.
Para darse cuenta del tamaño de la idea sólo hay que echar un vistazo a las firmas de los trabajos realizados en el polígono, encontrando a escritores tan consolidados como los hispalenses Fafa, Logan, SLK, Okuda, Joe o Bonim, algunos de los cuales despliegan su arte en empresas de diseño o publicidad. El producto autóctono se unió a otros reputados artistas «de nivel mundial» procedentes de otros países del viejo continente como Alemania o Francia, algunos de ellos con «30 ó 35 años de experiencia».
Arte altruista
Los artistas no cobraron por la realización de sus trabajos, simplemente se les cubrió los gastos de desplazamiento, comida y alojamiento. «Lo hicieron por la experiencia y porque les gusta Sevilla», afirma Jonathan Ortiz.
Los escritores suelen mostrar una gran hospitalidad con los artistas de otros países, a los que incluso acogen en sus propias casas para abaratar las estancias. Este fenómeno se debe a que gracias a esta actitud pueden viajar más y enriquecerse con otras culturas y el trabajo de artistas de las partes más recónditas del mundo. Además, también acostumbran a asociarse para realizar trabajos, ya que como señala Ortiz «uno puede pintar una pared, pero cinco pueden hacer un gran mural».
La atmósfera en la que trabajaron los escritores sobre las paredes del polígono Navisa no podía ser más propicia, dado que estos pusieron en práctica sus habilidades mientras un Dj les inspiraba con bases musicales de los más importantes clásicos del hip hop.
A por la segunda
Cuando todavía está en el recuerdo la primera edición del «Art Music Festival», desde Microlibre ya se piensa en la segunda. «Queremos hacerla antes de final de año», afirma Jonathan, que para este proyecto aumenta su ambición. «Nuestra intención es pintar el polígono entero, que son 150 naves», indica.
No son pocos los empresarios de la zona que se han interesado por la idea y que se han dirigido a los precursores de este cambio de imagen del polígono. Sin embargo, como afirma Ortiz recurriendo al sabio refranero popular, «en casa del herrero cuchara de palo», a la sala Microlibre le falta su fachada por decorar, en la que no están incluidos los logotipos identificativos.
Este proceso mimetizador que está sufriendo el polígono Navisa, según afirma Ortiz puede llegar a perjudicar a Microlibre, ya que «antes era más fácil localizarnos, ahora hemos perdido referencia».
Las paredes diáfanas ya tiemblan ante el aluvión de graffiti que se les avecina.
Aqui teneis el enlace directo. http://sevilla.abc.es/20070821/sevilla-sevilla/poligono-industrial-museo-graffiti_200708210305.html
